El Teatro será la locomotora, y cada retazo de memoria será uno de los vagones por los que podremos desplazarnos a través del tiempo durante este viaje compartido.
Y ahora, permitid que le dedique unas palabras a un niño, amigo mío, al que le prometí que algún día me haría mayor y escribiría:
Mi querido niño Asier,
Te dije un día (y muchos días juntos) que nunca te abandonaría. Y que seguiríamos jugando, ahora y siempre, gracias al poder de nuestra imaginación.
Pues bien ¡ya me he hecho mayor! Y te escribo estas líneas para decirte que cuando mis palabras emocionen al mundo (aunque sea a una única persona en el mundo), su verdad y su belleza estarán ahí gracias a ti y solamente a ti, porque tú me estarás acompañando.
Eres precioso siempre.
Un abrazo de giganta.
Aquí da comienzo un camino, que también forma parte del regalo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario