martes, 24 de diciembre de 2013

¿Por qué ir al teatro? (Una reflexión muy personal)




Alguien me preguntó una vez:

- "¿Qué pasa en tu vida cuando no vas al teatro?".

Tras detenerme unos segundos a meditarlo, la respuesta fue:

- "Nada"

Y prosiguió:

- "¿No lo echas de menos? ¿No tienes mono? ¿No sientes que te falta "algo"?"

De nuevo, esta fue mi respuesta:

- "Lo cierto es que no"

Tal es la cosa. Uno se podría permitir pasar una vida entera sin pisar una sala de teatro y morir sin haberlo hecho, que su existencia no sufriría grandes variaciones ni tal cosa sería tomada por un escándalo.

Sin embargo, es cuando voy al teatro que me doy cuenta del modo en que éste enriquece mi vida y la hace mejor: más grande, más bella, más hermosa... Luminosa, sorprendente, creativa. Con mil colores y formas. Llena de luces ¡infinitas luces!

En negras horas de desconsuelo, el patio de butacas ha sido útero, regazo maternal y el lugar en el que he llorado mis penas al cobijo de lo oscuro, sin temor a ser descubierta. Sin miedo a partirme en pedazos.

El teatro también ha sido esplendor en mis horas más felices. Casa grande de puertas abiertas y moradores generosos, que lo entregan todo por el más sincero amor.

El teatro es casa. El teatro es refugio. El teatro es certeza cuando todo a mi alrededor se tambalea.

El teatro es ese lugar al que siempre quiero regresar. Sin él no es que me falte nada, pero con él lo tengo TODO.

Feliz Navidad.


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